Diferentes alternativas de inversión y cómo acceder a ellas
Como ya hemos dicho en diferentes entradas, los excedentes que se producen debido a que los gastos son menores que los ingresos, se consideran que son un ahorro y que el mismo pude ser aplicado para que no solo mantenga si valor en el tiempo sino que aumente.
Eso es lo ideal. Ese ahorro, si usted no lo guarda bajo el colchón, va al sistema financiero o la economía real de su país, cuando usted lo pone a disposición de quien lo necesita, mediante diferentes intermediarios.
Me explico, cuando usted lo lleva a un banco y abre cualquiera de los instrumentos que estos tienen, desde las clásicas cuentas de ahorro, cuentas corrientes con pago de intereses, plazos fijos o certificados de depósito, usted percibirá un interés del banco por “prestarles” a ellos su dinero.
Por supuesto que el rendimiento que estos pagan es el mínimo del mercado. La razón de esas tasas tan bajas, se debe al hecho de que en teoría, su dinero en tales instituciones corre pocos riesgos y el estado, lea bien, el estado, garantiza los depósitos de los ahorristas hasta un monto determinado.
Los ahorros que el banco recibe de parte de las personas que tienen un excedente en sus finanzas o superávit, es prestado a aquellos cuyas finanzas son deficitarias. Pueden ser personas o empresas.
Esta primera entrada nos da ya una idea de cómo es el mundo de las inversiones: los que tienen en exceso prestan a los que están en déficit y esas operaciones conllevan un riesgo.
A mayor riesgo más alto es el retorno por su dinero. Los inversores (los que tienen la plata, porque sus ingresos son mayores que sus gastos) pueden canalizar sus ahorros hacia una gran variedad de activos, que se clasifican en dos grandes grupos: los activos reales, como por ejemplo inmuebles (casas, departamentos, fincas, terrenos, parcelas, etc.) u obras de arte, y los activos financieros, como títulos públicos, acciones, obligaciones negociables, fideicomisos financieros, entre otros.
Hablaremos de la compra de los activos financieros que se negocian en el mercado de capitales y que reciben el nombre de valores negociables.
Como ya habíamos dicho en una entrada anterior, cuando va a invertir en el mercado de capitales, las diversas opciones le dejan a uno totalmente confundido y realmente no se sabe por donde empezar.
Para dar un simple ejemplo, con lago que usted probablemente conoce, si usted, debido a sus pocos conocimientos decide ir a un banco con la intensión de invertir en algunos de los instrumentos ya antes nombrados, debe preguntar todo, absolutamente todo, aunque parezca un tonto.
Pregunte sobre plazos, penalizaciones, cuanto le cobran por hacer retiros antes de finalizar el plazo, cuales son las comisiones, como se cobran, etcétera, etcétera.
Incluso pregunte que pasaría con su dinero si el banco no puede cumplir con las obligaciones contraídas con los ahorristas. Cual es la garantía real y hasta que monto cubre.
Un consejo, vaya un día y pregunte todo, aclare todo. Vaya a su casa con los diferentes folletos informativos y reléalos, discuta con sus familiares o amigos más cercanos, si tiene dudas, vuelva a ir al banco y una vez que todo, esté absolutamente claro y transparente, decídase.
En el caso del mercado de valores, debe hacer lo mismo: preguntar y preguntar, hasta que no le quede la menor duda. En el mundo de las inversiones solo hay dos opciones importantes: usted puede ser prestamista o dueño.
Ya verá porque. Ahora si usted decide invertir en otros productos tales como acciones, títulos públicos, obligaciones negociables, fideicomiso financieros, entre otros, es necesario que el inversor complete los siguientes pasos:
1. Proceder a la apertura de una cuenta con un intermediario autorizado, denominados en la mayoría de los países Agentes o Sociedades de Bolsa.
En esta cuenta se reflejarán las compras y las ventas de los diferentes instrumentos negociados, igualmente aparecerán reflejados la acreditación de pagos de dividendos o intereses generados por los valores que tenga usted en esa cuenta o cartera.
Muchos bancos, ese mismo donde usted tiene su cuenta corriente o de ahorros, también son accionistas o dueños de una casa de bolsa o sociedad de corretaje.
La cuenta que abra con ese agente, en nada se parece a la cuenta que usted tiene en el banco, de hecho muchas de estas cuentas se vinculan a la de corretaje, para descontar de allí el monto por las transacciones que usted realice en su cartera.
2. Una vez abierta la cuenta, usted puede darle ordenes para que en su nombre procedan a la compra o a la venta de los valores negociables que se negocian en las bolsas o mercados autorizados.
Tal orden podrá especificar la cantidad de valores a adquirir como así también su precio y plazo de ejecución.
3. Una vez que usted dio la orden, debe aguardar la confirmación de parte del intermediario, de las condiciones en las cuales se ha llevado a cabo su orden (fecha, hora, precio, cantidad, comisiones y gastos generados, etc.)
4. Luego de recibida la confirmación, el paso siguiente es la liquidación de la operación: si el inversor realizó una compra deberá efectuar el pago y si realizó una venta deberá recibir el dinero correspondiente, reflejándose en su cuenta comitente, el crédito o débito de los valores negociables.
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