El alto precio de la longevidad
La mayor expectativa de vida de muchas personas en muchos países generaría miseria en las naciones no preparadas.
Los baby boomers, personas nacidas después de la segunda guerra mundial, se están enfrentando a una situación que aunque muchos la predecían, ahora hoy es una realidad concreta. El sistema de pensiones de muchos países, Estados Unidos a la cabeza, es un total fracaso.
Países como España, Grecia y Austria, entre otros, se encuentran con que su población envejecida, mayores de 65 años, está a punto de superar a los menores de 5 años.
En muchos países la gente mayor cobra jubilaciones estatales, tienen servicios de salud y necesitan atención a largo plazo. Pronto esa población será más grande que la fuerza de trabajo, cuyos impuestos contribuyen a financiar esos beneficios.
Son muy pocos los países que están tomando verdaderas medidas para hacerle frente a un problema de esta magnitud. Muchos ven como salida para este problema, aumentar la edad de la jubilación, pero miren lo que está pasando con Francia.
Millones ha salido a la calle para protestar el cambio de la edad de retiro de 60 a 62 años. Nadie quiere que le aumenten la edad para jubilarse ni que le disminuyan los beneficios públicos a los efectos de mantener la solvencia nacional.
Para muchos analistas aumentar la edad de jubilación es una respuesta errónea a un problema de tal magnitud.
Esa es una amenaza real y concreta y mientras los gobiernos se devanan los sesos tratando de ver como resuelven este problema, la pregunta del millón es ¿Qué debemos hacer las personas que estamos en plena edad productiva y que inexorablemente vamos a envejecer?
Robert Kiyosaki en sus innumerables libros aconseja que luchemos por la independencia financiera a fin de no depender de nadie para hacerle frente a los problemas del futuro como lo son el vivir una vejez digna.
Con esta situación, una vez más queda en evidencia la importancia de ser independientes económica y financieramente, es decir tener fuentes de ingresos alternas a las de un empleo fijo.
No depender de los programas de jubilaciones estatales o empresariales, pues su poca efectividad está plenamente demostrado.
Imagínense llegar a la edad de 65 años, endeudados, con cero activos y que tengamos que depender de la caridad del estado para sobrevivir suena terrible.
Muchas en nuestro continente han pasado por ese tipo de problemas, pero la gran mayoría lo han paliado porque los hispanoamericanos no abandonamos a nuestros padres a su suerte.
Muchos de nuestro viejos no han logrado la independencia financiera, pero por lo menos le dieron educación a sus hijos para que tuvieran mejores condiciones, por lo que muchos de ellos viven bajo el amparo de sus hijos.
Pero, esas son excepciones y a veces no hay que contar con eso. Si usted aun no ha logrado entender la importancia de construir fuentes de ingreso distintas de un empleo, piense en como será su vida dentro de 25 o 30 años.
Probablemente allí encuentre las respuestas y las ganas de ocuparse seriamente de sus finanzas personales hoy.
Por lo pronto este tema será uno de los más discutidos durante los años por venir, así como lo es hoy el calentamiento global. Saludos
Con información obtenida del New York Times, edición dominical
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