¿El emprendedor nace o se hace?
Paul Gombers, Anna Kovner, Josh Lerner y David Scharfstein, acaban de publicar un interesante working paper en la Harvard Business School, que bajo el título “Performance Persistence in Entrepreneurship.” analiza los posibles factores que contribuyen al éxito en un emprendedor cuando inicia una nueva aventura empresarial.
Aquí os dejo alguno de los datos estadísticos del estudio:
La experiencia importa:
La compañías creadas por un emprendedor que haya tenido anteriormente éxito al crear una compañía tienen una tasa de éxito del 30,9%, en el caso que el emprendedor hubiese fracasado en sus anteriores intentos empresariales, la tasa de éxito de la nueva aventura sería del 21,2%. Sin embargo la tasa de éxito para un emprendedor que crea su primer negocio es de sólo el 17,1%.
Contar con una firma de capital riesgo de prestigio ayuda si eres novato:
Para los que crean un negocio por primera vez, el contar con una empresa de capital riesgo que les apoye incrementa la tasa de éxito al 20,9%. Para los que fracasaron en su primer intento y quieren una segunda oportunidad, el apoyo del capital riesgo también les ayuda, obteniendo una tasa de éxito del 25,9%.
Este no es el caso de los emprendedores que ya llevan unos cuantos éxitos empresariales a sus espaldas, en este caso para su nueva aventura, en principio el contar con una empresa de capital riesgo entre sus accionistas sólo mejora muy ligeramente su tasa de éxito hasta el 32,9%
La principal habilidad de un emprendedor: La importancia de saber cuando iniciar un proyecto:
Según el estudio, la principal habilidad de un emprendedor sería la de acertar el momento en el que lanzar o iniciar su proyecto “market timing”. Por ejemplo el 52% de la empresas de ordenadores creadas en 1983 acabaron cotizando en Bolsa, en cambio sólo el 18% de la compañías de ordenadores fundadas en 1985 consiguieron acabar en el mercado de valores.
¿De dónde sacan sus ideas los emprendedores? Pues el grueso de los emprendedores obtienen su idea de negocio mientras estaban trabajando por una compañía. Lo que no deja de ser paradójico que la mayoría de ellos tengan que abandonar su trabajo para crear la empresa. Si las compañías fueran algo sensibles a la creación de nuevas líneas de negocio probablemente podrían apadrinar la creación de las nuevas compañías surgidas de iniciativas de sus empleados.
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