No conozco a nadie que haya logrado mantenerse en el tope de su profesión o carrera, que se haya “dormido en los laureles” y el éxito le sonría para siempre. El hecho es que la comodidad y el éxito son enemigos mortales, antagonistas históricos y milenarios. Se trata de una paradoja, pues la comodidad es precisamente uno de los subproductos del éxito. Para muchos el éxito encierra una trampa. 

Al parecer la gente cambia de actitud una vez que ha logrado una meta. La condición mental no es la misma cuando usted está enfocado en alcanzar una meta determinada y una vez que lo ha logrado.

Usted puede conseguir gente en todos los ámbitos que luchan desesperadamente por conseguir algo y no se paran en nada hasta tanto alcanzarlo.

Pero, una vez que lo han alcanzado comienzan a entrar en la rutina inversa. Se adaptan fácilmente al estatus quo, sienten que no tienen nada que demostrar y por lo tanto entran en una especie de modorra que al final lo lleva a ser una “vieja gloria”.

Lo mejor para huir de este tipo de comodidad es ser un inconforme permanente y cuestionar los logros que tenemos. Si usted no quiere terminar convertido en una vieja gloria, use el éxito como escalones de una escalera.

Eso le evitará caer en una actitud de descuido, de displicencia y falsa seguridad de que el juego está ganado.

Por eso es bueno ser escéptico de vez en cuando, pues la gloria es efímera y deberíamos tratar de construirla a cada rato, en cada nueva decisión.

Saludos