Intel compra McAfee ¿capricho o necesidad?
Hace una semana, Intel (fabricante de chips) anunciaba la adquisición de McAfee (desarrollador de soluciones de software de seguridad). El precio a pagar por hacerse con McAfee, valora la acción en 48 dólares, una prima del 60% respecto a su última cotización en una operación valorada en 7.600 millones de dólares (6.800 millones si tenemos en cuenta la caja neta que dispone McAfee).
A mi la operación, me ha dejado frío, tirando ha helado. Mi primera impresión ha sido de extrañeza, ¿que hace un fabricante de chips adquiriendo una empresa de software de seguridad? y me da la sensación que la operación tiene el potencial de pasar a formar parte de la lista de peores adquisiciones. Me suena a capricho del CEO de Intel que no sabía muy bien que hacer con los más de 18.000 millones de dólares que tiene el fabricante de chips en la caja.
En teoría el rationale de la operación, será integrar soluciones de seguridad en los chips de Intel, dándole un valor añadido al producto y permitíendole posicionarse en segmentos del mercado de chips donde la empresa no es tan fuerte, cómo puede ser el de la telefonía móvil. También busca, con la integración, poder ofrecer soluciones de seguridad, en un futuro más complejo en el que cualquier dispositivo será suceptible de incorporar un chip y estar conectado a la red.
En fin, ya hemos comentados muchas veces que las integraciones de compañías son complicadas, pero comprar una compañía McAfee, que no tiene nada en común con Intel, que no tiene sinergias claras, si tiene alguna, para que se ponga a desarrollar soluciones de seguridad futuribles, con una empresa con la que ya tiene un acuerdo estratégico para desarrollar productos y por la que paga casi 20x su Ebitda, parece todo un capricho y no una necesidad o al menos no una necesidad a estos precios.
Parece complicado que un matrimonio en este caso pueda aportar más que una relación de colaboración como la que ya tenían McAfee e Intel, y más en un sector donde los cambios son rápidos y donde quizás es mejor buscar en cada momento al socio colaborador que te puede ofrecer la mejor solución y no casarse con uno pagando 6.800 millones de dólares.
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